jueves, 11 de junio de 2009




ELOGIO DE LA MESURA (15)

NÉMESIS EN LA POESÍA HELENÍSTICA


“Cuando a Arquéstrato el bello miré, que lo fuera, por Hermes,
negué, porque no era su aspecto muy hermoso.
Tal hablé y se echó encima la Némesis; llamas al punto
me incendiaron y el mozo fue Zeus con su rayo.
¿Le imploramos a él o a la diosa? El muchacho a mi juicio
a la diosa aventaja; vaya a paseo Némesis”.


Con estos versos de autor anónimo iniciamos la presentación de textos poéticos recopilados en la ANTOLOGÍA PALATINA y que comprende el período de la historia y cultura griega que comienza con la muerte de Alejandro (323 a. C) y termina con el principio de la hegemonía romana (hacia el año 100 a. C

La Némesis de Maratón, Salamina y Platea, la de los juegos que cantaba Píndaro, que aparecía en grandiosas tragedias; aquella que encarnaba los preceptos délficos, la que inspiraba a los filósofos y moralistas….ha quedado atrás. Los poetas que presentaremos trivializaron a la diosa y a la idea, para convertirla simplemente en la figura a la que implorar cuando el objeto de nuestro amor nos ignora y menosprecia.

En este otro poemita no conocemos el nombre de su amado ingrato. Nicandro puede ser un simple confidente a quien le habla el poeta.: sufre por un amor como un potro por su jinete. ¡Que sufra también por un amor no correspondido!

“Con valor mis entrañas soportan las ásperas bridas
y la sujeción del penoso bocado,
pues Eros no es hoy la primera ocasión en que me asalta,
Nicandro, más de mil veces la pasión conocimos;
pero haz Adrastea, la amarga entre todas las diosas,
que expíe con tu Némesis su perversa conducta”


Una hetera que por su edad no le permite ejercer su oficio se ha convertido en tejedora y el poeta señala que Atenea ha vencido a Ciprés (Afrodita, que nació en Chipre)


“La que antaño jactose de amores brillantes sin miedo
a la terrible Némesis de los dioses, ahora
aprieta la tela a jornal con los pobres listones.
A Ciprés, aunque tarde, derrotó Atenea”.

Estos poemas son de Meleagro
"Hermoso Heráclito fue en vida, mas ya su parapeto aguarda a todo aquel que por detrás le asalte.
Así tú, Polixénides, guarda tus gestos altivos:
También a los culos Némesis alcanza"
“Cosas dijiste, alma audaz, que ni un dios osaría,
Por Cipris:¿Qué Terón no era hermoso? ¿Y afrontas tú solo sin miedo
el fuego de Zeus que el relámpago empuña?
Pues bien, ya lo ves, al locuaz de otro tiempo hizo ahora
la vengativa Némesis ejemplo de insensatos”.


Teócrito en este poema canta a la mesura de Damómenes.

“Quien tu efigie, Dioniso, dulcísimo dios, erigiera el trípode,
Damómenes el corego.
Fue siempre moderado y después de obtener la victoria unió lo hermoso y lo adecuado.”



Veremos algunos trabajos del gran poeta CALÍMACO para quien la vida no era otra cosa diferente a la literatura y que escribió “Contra todos los males la Poesía es el fármaco apropiado”.

HIMNO A ARTEMIS

“Agamenón depositó en tu templo el timón de su nave, como conjuro contra la calma chicha del mar, pues le encadenaste los vientos cuando la escuadra aquea, irritada por culpa de Helena Ramnusida, navegaba rumbo a la destrucción de las ciudades de los Teucros.”
(Ramnusida es la forma de designar a Némesis cuyo santuario más importante de Grecia –y sólo comparable al de Esmirna- se encontraba en Ramnunte

HIMNO A DEMÉTER

“La peor de las ideas se apoderó de Erisictón. Se puso en marcha con veinte de sus servidores, todos en la flor de la edad, unos auténticos gigantes capaces de destruir una ciudad…
Deméter, tomando la apariencia de Nicipa habló así:”Hijo, que cortas los árboles consagrados a los dioses, detente, hijo, hijo tan querido de tus padres, cesa y haz que tus hombres se alejen, no sea que Deméter veneranda se encolerice, pues su santuario es lo que saqueas”
Contestó Erisictón: ”Retírate de aquí, no sea que te hunda mi hacha en tu piel. Con esto techaré mi sala, en la que pienso celebrar a diario deliciosos banquetes para mis amigos con manjares en abundancia”. Así habló el joven y NÉMESIS grabó sus palabras impías.
Contestó Deméter: “Sí, sí, constrúyete una sala, perro, perro, en la que dar banquetes, pues frecuentes serán los festines que haya para ti en lo sucesivo”
Una vez dicho esto, procuró sufrimientos a Erisictón; al punto puso en él un hambre cruel, salvaje, ardiente, enorme, y en tan terrible mal se consumía el muchacho. ¡Desdichado! Comía e, inmediatamente, sentía apetito de nuevo. Veinte hombres se afanaban en su comida, doce le escanciaban el vino: también Dioniso participaba de la indignación de Deméter, pues todo lo que irrita a Deméter irrita también a Dioniso…
(Al final, aunque Calímaco no lo cuenta, terminó por devorarse a sí mismo)



El poeta romano CATULO marcó una nueva pauta en el arte helenizante que conoció el siglo II a.C y culminó en el siglo siguiente. Amaba la cultura griega, sáfica, calimaquea y alejandrina, la obra acabada y pulida según los conocidos principios de Calímaco:”poeta mantén delgada tu musa”, “un gran libro, un gran mal”

Poema L A Licinio

(Ya en su casa, tras haber pasado la tarde en la biblioteca de Licinio haciendo versos, no puede conciliar el sueño, excitado por su gracia y donaire y le compone este poema.
“Ahora no te atrevas a despreciar
mis súplicas, te lo ruego, ojillo mío,
no sea que Némesis te exija sus castigos.
Es una diosa temible: ¡guárdate de herirla!”

Poema LXIV ( las bodas de Tetis y Peleo) Hacia el final contrapone la Edad Dorada del pasado heroico con el presente o Edad de Hierro.


“Pero después que la tierra se empapó de crimen infame y ahuyentaran todos la justicia de sus mentes, los hermanos llenaron sus manos de sangre fraterna; dejó el hijo de llorar a sus padres muertos, el padre deseó el funeral de su hijo primogénito para apoderarse, libre, de la flor de una novia doncella y la madre, impía, acostándose bajo su hijo inconsciente, impía, no temió violar los divinos penates.
Todo lo decible e indecible, confundido en su perverso delirio, apartó de nosotros la justiciera mente de los dioses (Némesis).
Por eso no se dignan visitar tales reuniones
Ni soportan que los toque la luz clara”



Poema LXVI (Sobre el cabello de Berenice)

“Pueda confesarte esto con tu perdón, virgen Ramnusia,
Pues ningún temor me hará encubrir la verdad,
ni si me atacaran las estrellas con palabras hostiles´para que no revele lo recóndito de mi hondo pecho.”


Poema LXVIII (A Alio)


“que nada me cause tanto placer, Virgen Ramnusia,
Que lo emprenda temerariamente contra la voluntad de nuestros señores”


Poema LXXXV (El epigrama más conocido de Catulo)


“Odio y amo. ¿Por qué es así? Tal vez me preguntas.
No lo sé, pero siento que me ocurre, y eso me crucifica”

“Odi et amo: quare id facciam, fortase requiris;
Nescio, sed fieri sentio et excrucior”



ALBIO TIBULO y su círculo.


Tibulo o la lucha por la serenidad. Rechaza la imaginería mitológica de los alejandrinos. Horacio lo veía con afecto y lo define como “candidus iudex” (juez objetivo) de sus propias sátiras. Ambos amaban la `poesía más que las riquezas y defendían la sentencia tradicional: “ars est celare artem” (El arte consiste en ocultar el arte)
Tibulo añora a menudo la Edad Dorada. Vivió algo más de 30 años. Tuvo tres amores y el último fue el más cruel según lo indica el nombre poético de NÉMESIS que dio a la fría cortesana que lo quemaba.
Así lo recordaba Ovidio : “Así Némesis un largo renombre tendrá, y así Delia; la una, inquietud reciente; la otra, el amor primero” (Amores, III,9,vv. 31-32)

Elegía II,4

Esta es, sin duda, la pieza más desgarrada de Tibulo.
De este modo declara su desesperación:
“O ser escollo riesgoso cuando enfurecen los vientos
Azotado por la ola naufraga del mar vítreo”
Y el lamento concluye con la queja de que a Albio de nada le sirve ante Némesis toda su inspiración, pues “Ella siempre con mano hueca reclama su pago”
Tibulo pierde su serenidad habitual cuando, en dos ocasiones, declara que para él la poesía es un medio para llegar a su amada.
La etapa central de la elegía concluye con dos pasajes simétricos: la maldición a Némesis, conjurando desgracias sobre su vida y su tumba, y la beatífica escena en que Albio presenta a la mujer buena ante cuyo túmulo un anciano llevará anualmente guirnaldas y ponunciará un buen augurio.
Alude a la “sede paterna” y a los lares, objeto ambos de la veneración más entrañable de Tibulo; pero esa alusión nos indica también su grado de desesperación al ofrecerse a vender todo ello si Némesis se lo pidiera. Termina la elegía declarando que beberá venenos, hierbas malditas y hasta secreciones genitales de yegua si Némesis no lo ama.

La inaccesible.


Parece haber sido la última elegía para Némesis.

Comienza aludiendo a que su amigo Mácer marcha a la guerra….”si yendo se libra del amor, él también debe irse. En un brillante pasaje declara que con la muerte habría terminado con sus penas, pero la esperanza le promete que el mañana será mejor “También consuela Esperanza al atado a fuerte cadena; suena en su pierna el hierro, pero él canta entre el trabajo”
Y le recuerda a Némesis: ¡ay de mí! No a una diosa venzas, muchacha dura
Ahora encuentra otra mediadora: la hermana de Némesis, muerta prematuramente.
“A su sepulcro huir y me sentaré suplicante
Y lloraré mi sino junto a su mudo polvo”

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