sábado, 17 de enero de 2015

ELOGIO DE LA MESURA ( 111 )




LA   RESURRECCIÓN    DE   VOLTAIRE
 

 

"Dos siglos  y medio después de su muerte Voltaire resucita para reconfortar a sus compatriotas. En los días  posteriores  a los atentados que han sacudido al país, su  "TRATADO  DE LA TOLERANCIA" se ha convertido  en un inesperado  superventas. Tras la marcha  ciudadana del domingo  pasado vendimos  50.000  ejemplares en dos días, afirmaban  ayer, desconcertados, desde la editorial Gallimard

 

A lo largo y ancho  de esa histórica manifestación, algunos ciudadanos desempolvaron sus volúmenes  y los enarbolaron  como la más contundente de las pancartas. Desde entonces, muchos  se han puesto a imitarles. Una edición de bolsillo a dos euros de la que  se han vendido 120.000 ejemplares en la última década, ya está apunto de agotarse . La editorial  ha dado luz verde a una nueva reimpresión de 20.000 unidades que llegará a las librerías  el lunes. Por si quedaban dudas, el libro era ayer el sexto más vendido en Amazon.
 
"La tolerancia no ha provocado nunca ninguna guerra civil; la intolerancia ha cubierto la tierra de matanzas", escribió Voltaire en sus páginas.
 
En el bulevar que lleva su nombre, y por el que marcharon más de un millón de personas el domingo, se descubre un cartel que esboza su figura. Basta  dar una vuelta  para reencontrarlo en todas las esquinas.
 
 La "Société Voltaire" un pequeño  club de académicos especialistas en el filósofo de las  luces,  está de enhorabuena por este regreso inesperado. " Los franceses hacen muy bien en volver a Voltaire.  Es una pena que no lo hayan hecho antes" , apunta su secretario, Andrew  Brown que hasta 1997 presidió  la Voltaire  Fundation  de la Universidad de Oxford. Hoy vive retirado  en Ferney, municipio  pegado a la frontera con Suiza, rebautizado  como Ferney-Voltaire en 1878 en homenaje al autor, quien vivió  en un castillo del lugar.
 
En respuesta  al atentado  del 7 de enero, la Société Voltaire emitió un comunicado. Decía esto : "Hoy,  Voltaire sería Charlie"
 
Artículo firmado por Alex Vicente desde Paris y publicado en "El  País" del  17 de enero. 

 

sábado, 10 de enero de 2015

ELOGIO DE LA MESURA ( 110)


COMO RESPONDER AL ATENTADO  AL "CHARLIE HEBDO"

Después de la horrenda masacre  del pasado miércoles en el semanario satírico  francés "Charlie Hebdo", tal vez Occidente renuncie por fin  a la abundante retórica inútil con la que intenta negar la relación  entre la violencia y el islam radical.
  No fue el ataque  de un pistolero perturbado que actuaba  como un "lobo solitario." No fue una agresión  "no islámica" perpetrada por un puñado de matones: se pudo oír  cómo los criminales  gritaban  que estaban vengando  al profeta Mahoma.: Tampoco fue una acción  espontánea. Había sido  planeada  para causar el mayor daño posible durante una reunión del equipo, con armas automáticas y con un plan de huida. Fue diseñada  para sembrar el terror; y en ese sentido ha funcionado.
   Occidente está horrorizado, como corresponde. Pero no debería estar  sorprendido. Si se puede extraer alguna lección de un episodio tan espeluznante es que lo que nosotros  creamos del islam en realidad no importa. Esta violencia, la yihad, es lo que  ellos, los islamistas , creen.
   El Corán  contiene numerosos llamamientos a la yihad violenta. Pero el Corán  no es ni mucho menos el único caso. En una parte  del islam demasiado grande, la guerra santa  es un concepto  absolutamente actual. La biblia  de la yihad del siglo XX, y una obra que hoy anima  a numerosos  grupos islamistas, es "EL CONCEPTO CORÁNICO DE LA GUERRA", un libro  escrito  a mediados  de la década de 1970 por el general pakistaní S.K. Malik. Este sostiene que, puesto que el propio Dios, Alá, fue el autor de todas  y cada una de las palabras  del Corán, las leyes de la guerra contenidas en él tienen una importancia superior a las elaboradas por los simples mortales.
   En el análisis que hace Malik de la estrategia coránica, el centro del conflicto no es  un campo de batalla físico, sino el alma  humana. La clave para la victoria, como enseñó Alá mediante las campañas  militares del profeta Mahoma, es golpear  el alma de tu enemigo. Y la mejor manera de hacerlo es a través del terror. El terror, escribe Malik, es "el punto donde convergen los medios y el fin", El terror, añade, " no es un medio de imponer decisiones  al enemigo; es la decisión que queremos imponer"
 
Los responsables  de la matanza de París, exactamente igual que el hombre que asesinó al cineasta  holandés TheoVan Gogh en 2004, pretenden  imponer el terror. Y cada vez que nos rendimos  a su idea  de la violencia religiosa  justificada, les estamos dando exactamente  lo que quieren.
 
   En el Islam  es un pecado grave representar visualmente o injuriar de cualquier modo  al profeta Mahoma. Los musulmanes  son libres de creerlo, pero ¿por qué se debe imponer esta prohibición a los no creyentes?. En Estados Unidos, los mormones no pretenden  imponer la pena de muerte a los que escribieron  y produjeron "El libro del mormón", una parodia  satírica  Broadway sobre su fe.  El islam, con 1400 años historia y unos 1600 millones  de adeptos, debería ser capaz de resistir unas cuantas viñetas de una revista de humor  francesa.. Pero, por supuesto, las  reacciones  mortíferas a caricaturas de Mahoma no son nada nuevo en la era de la yihad.
 
   Es más, a pesar  lo que pueda enseñar el Corán, no todos los pecados  se pueden considerar iguales. Occidente debe insistir en que los musulmanes, en particular los miembros de la diáspora musulmana, respondan a la siguiente pregunta: ¿Qué es  más ofensivo para un creyente, el asesinato, la tortura, la esclavitud y los actos de guerra y de terrorismo que se cometen hoy  día  en nombre de Mahoma o la producción  de dibujos, películas y libros que pretenden  ridiculizar a los extremistas y su visión de lo que  Mahoma representa?
 
   Respondiendo al difunto general Malik, en Occidente, nuestra alma reside en nuestra creencia en la libertad de pensamiento y de expresión. La libertad de expresar nuestras preocupaciones, la libertad de venerar a quien queramos, o de no venerar en absoluto; esas libertades son el alma de nuestra civilización. Y allí es precisamente donde los islamistas nos han atacado. Una vez más.
 
   La manera en que respondamos a este ataque tiene importantes consecuencias .Si adoptamos la postura de que nos estamos enfrentando a un puñado  de criminales homicidas sin conexión con lo que proclaman tan ruidosamente, no les estaremos respondiendo. Tenemos que reconocer que los islamistas  actúan movidos por una ideología política, una ideología que es parte integrante de los textos fundacionales del islam. No podemos seguir pretendiendo que es posible  separar las acciones de los ideales que las inspiran.
 
   Esto supondría  una novedad  para Occidente, que en demasiadas ocasiones ha dado respuestas  conciliadoras a la violencia yihadista. Aplacamos  los ánimos  de los jefes de gobierno musulmanes que nos presionan para que censuremos nuestra prensa, nuestras universidades , nuestros libros de historia, nuestros programas académicos. Ellos reclaman y nosotros les complacemos. Aplacamos  a los líderes de las organizaciones  musulmanas de nuestras sociedades.. Nos piden  que no vinculemos los actos de violencia a la religión islámica porque nos dicen  que la suya es una religión pacífica, y nosotros les complacemos.
 
   ¿Y qué recibimos a cambio? Kaláshnikovs en el corazón de París. Cuanto más nos plegamos, más nos autocensuramos, más conciliamos, más audaz se vuelve el enemigo.
 
   Solo puede haber una respuesta a este abominable acto yihadista contra el equipo  de "Charlie Hebdo", y es  la obligación de los medios de comunicación y de los líderes occidentales, religiosos y laicos, de proteger los derechos más básicos de libertad de expresión, ya sea mediante la sátira o en cualquier otra forma. Occidente no debe aplacar, no debe ser silenciado. Debemos enviar un  mensaje colectivo a los terroristas: vuestra  violencia no puede destruir nuestra alma.
 
Esta artículo fue publicado por "El País"  el 10 de enero de 2015 y firmado por  Ayaan  Hirsi Alí.
 
La portada de la revista que encabeza esta entrada  es de la ilustradora española Ana Juan.
 
 
  
  

  
        



ELOGIO DE LA MESURA (109)


"Tú,Hirsi Alí, caerás." La amenaza  apareció clavada con un cuchillo  de carnicero en el pecho de Theo van Gogh una mañana de noviembre de 2004. El asesino   utilizó otro - llevaba dos-  para degollarlo después de  haberle disparado varias veces.

Van Gogh había filmado un cortometraje -Submission- que denunciaba  la situación de las mujeres  musulmanas. El guión era de Ayaan Hirsi Alí, una diputada holandesa nacida en Somalia que había hecho pública su  apostasía del islam. Después de aquello, Hirsi Alí tuvo que acostumbrarse a vivir permanentemente con protección policial. Escribió un primer libro -"Yo acuso"(2006)- una recopilación  de ensayos que reivindicaban  los valores de Occidente y pedían una crítica ilustrada para  el islam...
Ahora ha publicado su autobiografía -Infiel-, un libro fascinante que permite asistir a la construcción de un pensamiento crítico.

En Somalia, la joven Ayaan, educada en los principios  del islam, había llegado a frecuentar a los Hermanos Musulmanes. Eran los tiempos  en que formaba  parte de la "fuerza de choque de Dios" contra una maligna cruzada mundial orquestada  por los judíos y el occidente ateo..

Un día la casualidad la llevó a Holanda, tratando de esquivar el matrimonio concertado por su padre. Holanda era el país de la tolerancia , y era un país  donde los autobuses y los relojes funcionaban  a la perfección a pesar de las piernas desnudas y de los brazos al aire de las chicas...

Estudió  Ciencias Políticas, leyó a los pensadores occidentales y empezó a vislumbrar el camino...
El atentado  contra las Torres Gemelas la encontró con la mente en construcción.  Las reacciones  complacientes  de "analistas estúpidos  hasta la exageración" que culpaban veladamente a occidente la sacudieron como a una estera.. 

Quienes pretenden desacreditar a  Hirsi Alí la acusan  de atacar directamente  al Profeta. Lo cierto es que el día que se miró al espejo y fue capaz de decirse "No creo en Dios",  dio la última  vuelta de tuerca a su reinvención... 

 
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