lunes, 11 de febrero de 2008


ELOGIO DE LA MESURA (7)
El mito de Némesis


En una novela anterior, “A caribbean mystery”, se conocieron la Srta. Marple y el Sr. Rafiel durante unas cortas vacaciones enturbiadas por una serie de muertes violentas; la primera, una mujer bastante mayor, aunque muy animosa, buena conversadora y con mejor capacidad de escucha, y él, casi paralítico pero dirigiendo a distancia sus negocios financieros con la ayuda de su secretaria y su fisioterapeuta y masajista, un mozalbete atlético.

Una noche de luna llena irrumpió la Srta. Marple en el bungalow del potentado, lo despertó y le solicitó ayuda para evitar otro crimen que suponía estaba a punto de cometerse. Impresionado por el súbito despertar y a la vista de Miss Marple con un chal rosa pálido y medio dormido aún, preguntó: “¿Pero quién es Vd.?. “Soy yo, aunque los griegos tenían una palabra para referirse a mí, NÉMESIS”

Con la imprescindible ayuda del fisioterapeuta llegaron los tres a tiempo de evitar el crimen que aclaraba además el misterio que rodeaba a las muertes anteriores.

En esta otra obra titulada precisamente “NÉMESIS” y escrita también por Agatha Christie, encontramos a la Srta. Marple en su cuarto de estar rememorando el día de la semana anterior en que leyó la noticia de la muerte del Sr. Rafiel y el artículo necrológico a él dedicado en “The Times”. Tiene sobre su mesa un sobre entregado a ella por los abogados del hombre de negocios fallecido e intentando imaginarse su contenido. Al final, aparta los útiles de hacer punto y abre la carta.

“Para Miss Jane Marple, residente en St. Mary Mead”

“Esta misiva le será entregada después de mi muerte por mi abogado, James Broaddribb. Es una persona en la que se puede confiar, pero, como la mayoría del género humano, padece el pecado de la curiosidad. En este aspecto, este asunto quedará exclusivamente entre Vd. y yo. Nuestro código secreto, mi apreciada señora, es Némesis. Creo que no habrá olvidado el lugar y las circunstancias en que nombró por primera vez esta palabra”

“En mi dilatada vida dedicada a los negocios he tenido que rodearme de muchas personas que me ayudaban y siempre he buscado a aquellas que contaban con una cualidad que denomino “flair”, es decir, un natural talento, una especie de cualidad innata para el puesto de trabajo…No se trata de más o menos conocimientos ni de experiencia sino de un don natural para ejercer ciertas funciones. Vd. tiene un “flair” natural para la justicia y, por tanto, para el crimen…Deseo y le ruego que investigue un determinado crimen…Si acepta mi ofrecimiento y como resultado de sus investigaciones ese crimen queda perfectamente dilucidado le será entregada una suma considerable de dinero que he dispuesto en mi testamento”

“Tiene un plazo de un año para cumplir su misión. Sé que no es joven aunque sí lo suficientemente obstinada para lograr vivir hasta el plazo señalado…La imagino sentada en un sillón confortable adecuado para soportar cualquier tipo de reumatismo o artrosis que padezca y dedicada la mayor parte de su tiempo a hacer punto destinad0 a las obras de caridad. Pero yo la recuerdo como aquella noche en que me despertó envuelta en una nube rosada…Si acepta mi invitación espero que, al manos, la encuentre interesante”
“QUE EL DERECHO SE DESLICE COMO EL AGUA Y LA JUSTICIA COMO UN TORRENTE PERPETUO” Profeta Amos,

Durante los días siguientes Miss Marple realizó gestiones para localizar y hablar a personas del entorno del fallecido como la Secretaria y el masajista pero de sus entrevistas no pudo obtener algún dato de interés.

Debía resolver un crimen del que no conocía la víctima, ni el lugar y el tiempo en que ocurrieron los hechos, ni mucho menos el autor ni las motivaciones del crimen. “He hecho todo lo que podía, lo mejor dentro de mis posibilidades y, ahora, debo dejar el asunto en manos de Vd., Mr. Rafiel”. Pensó en voz alta.

A los pocos días recibió una nueva misiva del “más allá” en la que, aparte de bromear sobre la posibilidad de salir de su actual retiro, le comunicaba su necesidad de comunicarse con ella. “En dos días se comunicará con Vd. una Agencia de Viajes de Londres proponiéndole algo que será de su agrado. Esté alerta y cuídese mucho; que su ángel de la guarda esté a su lado; lo necesitará”

En la fecha señalada recibió comunicación de “Mansiones y Jardines Famosos” haciéndole saber que según las instrucciones de Mr. Rafiel estaba invitada con todos los gastos ya pagados para realizar un “tour” visitando parte de Inglaterra.
Durante el recorrido, visitas y estancias en lujosos hoteles, Miss Marple entabló conversaciones con todos los participantes pensando que algunos de ellos pudiera aportar algún indicio del crimen a investigar. Incluso recibió propuestas de alguna familia para descansar algunos días en el que el viaje pudiera ser penoso y cansado para una persona de su edad.

Conocida la trama y detalles del argumento convendría saber que la autora cita a Némesis en trece ocasiones y durante toda la narración flota en el ambiente una atmósfera del más allá, escatológica…Y Miss Marple-Némesis parece una enviada del “otro mundo”.

En la escena clave en que Miss Marple ya conoce la persona que cometió los crímenes- porque fueron tres las personas asesinadas- e incluso ella está al borde de ser envenenada y mientras conversa con la autora de todos ellos, ésta le pregunta:
“¿Pero Vd. quién es?”
“Uno de mis nombres es Némesis”, contestó Miss Marple
“¿Némesis?” “Y qué significa?”
“Creo que Vd. lo conoce porque es una persona educada en materias clásicas. Némesis a veces se retrasa demasiado, pero al final siempre llega”

Por alguno de estos crímenes fue juzgado y condenado injustamente el único hijo de Mr. Rafiel y gracias al trabajo de Némesis- Marple se restituyó la justicia o, como diría Don Quijote, se “pudo desfacer el entuerto”

Esta novelita de Agatha Christie, leída en aquel verano del 93 y en una playa bañada por el Mediterráneo significó una especie de aldabonazo que resquebrajó la puerta de mi indiferencia hacia la diosa Némesis. Esta fue la primera “aparición”, envuelta, en este caso, con el manto de la literatura, del arte.,



En aquellos días de Agosto del 93" ” y mientras leía el relato anterior aparecía en páginas destacadas de ·El Pais" un artículo de divulgación científica del Dr. Cayetano López , Rector de la Universidad Autónoma de Madrid, cuya materia era la exposición de la teoría de los investigadores Álvarez, padre e hijo, norteamericanos pero de linaje español., sobre la desaparición de los dinosaurios y otras especies vegetales y animales causadas por el impacto sobre nuestro planeta de un asteroide de regular tamaño –algunos kilómetros de diámetro- Esta teoría ampliamente aceptada por la comunidad científica internacional considera que el impacto fue enorme y el cráter que ocasionó aún puede ser observado en el Golfo de Méjico, junto a la península del Yucatán
La energía liberada, por la masa del asteroide y la velocidad alcanzada produjeron cambios climáticos que perduraron durante siglos…Fuegos generalizados, seismos, tornados, una espesa e impenetrable nube de polvo, humo y otros materiales cubrieron la superficie del planeta imposibilitando la acción vivífica del Sol. Entre las pruebas concluyentes que aportaban los investigadores para fundamentar su teoría era la existencia en lugares muy distantes entre sí y en estratos geológicos de varias decenas de millones de años de una capa de un metal inexistente, o muy escaso en nuestro planeta, proveniente de la desintegración del asteroide.

Al final del artículo – que no sé si he sido capaz de exponerlo sin errores de peso, ya que no lo he vuelto a leer desde entonces- .Cayetano López refería, ahora como una simple hipótesis la existencia ,defendida por algunos astrónomos, de una estrella gemela a nuestro Sol y relativamente cercana a nuestro sistema solar que cuando se acerca por nuestros aledaños posibilita el choque de pequeños o medianos cuerpos celestes con algunos de nuestros vecinos planetas e incluso con la Tierra ocasionando enormes catástrofes.
A ESTE SOL GEMELO LO LLAMARON NEMESIS

Esta segunda “aparición” y en este caso bajo el manto de la ciencia moderna fue interpretada por el autor como un segundo timbrazo a la puerta de mi conciencia por la que se coló definitivamente mi interés por la diosa.


En el transcurso de estos diez o quince días de Agosto me encontré, por tercera vez, con Némesis pero ya casi como una antigua amiga. Fue durante la lectura de la novelita de acción “Eye of the Storm” de Jack Higgins sobre las consecuencias de la guerra del Golfo (La Primera). Un antiguo militante del IRA es contratado por el presidente de Irak para cometer un atentado contra un dirigente francés o inglés –no recuerdo bien- y aprovecha para visitar Belfast y arreglar cuentas con un infiltrado en sus propias filas y lo que se había planeado como una emboscada a una patrulla británica se convirtió en una trampa para los irlandeses. Cuando burló los servicios que guardaban al traidor y se presentó en su casa y lo tenía encañonado le preguntó: ¿Tú quién eres? Contestó mientras le disparaba a bocajarro: Soy Némesis.

Esta “aparición” fue simplemente la gota que colma el vaso. Hubiera sido un contrasentido no atender la llamada de la diosa.





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