sábado, 10 de enero de 2015

ELOGIO DE LA MESURA ( 110)


COMO RESPONDER AL ATENTADO  AL "CHARLIE HEBDO"

Después de la horrenda masacre  del pasado miércoles en el semanario satírico  francés "Charlie Hebdo", tal vez Occidente renuncie por fin  a la abundante retórica inútil con la que intenta negar la relación  entre la violencia y el islam radical.
  No fue el ataque  de un pistolero perturbado que actuaba  como un "lobo solitario." No fue una agresión  "no islámica" perpetrada por un puñado de matones: se pudo oír  cómo los criminales  gritaban  que estaban vengando  al profeta Mahoma.: Tampoco fue una acción  espontánea. Había sido  planeada  para causar el mayor daño posible durante una reunión del equipo, con armas automáticas y con un plan de huida. Fue diseñada  para sembrar el terror; y en ese sentido ha funcionado.
   Occidente está horrorizado, como corresponde. Pero no debería estar  sorprendido. Si se puede extraer alguna lección de un episodio tan espeluznante es que lo que nosotros  creamos del islam en realidad no importa. Esta violencia, la yihad, es lo que  ellos, los islamistas , creen.
   El Corán  contiene numerosos llamamientos a la yihad violenta. Pero el Corán  no es ni mucho menos el único caso. En una parte  del islam demasiado grande, la guerra santa  es un concepto  absolutamente actual. La biblia  de la yihad del siglo XX, y una obra que hoy anima  a numerosos  grupos islamistas, es "EL CONCEPTO CORÁNICO DE LA GUERRA", un libro  escrito  a mediados  de la década de 1970 por el general pakistaní S.K. Malik. Este sostiene que, puesto que el propio Dios, Alá, fue el autor de todas  y cada una de las palabras  del Corán, las leyes de la guerra contenidas en él tienen una importancia superior a las elaboradas por los simples mortales.
   En el análisis que hace Malik de la estrategia coránica, el centro del conflicto no es  un campo de batalla físico, sino el alma  humana. La clave para la victoria, como enseñó Alá mediante las campañas  militares del profeta Mahoma, es golpear  el alma de tu enemigo. Y la mejor manera de hacerlo es a través del terror. El terror, escribe Malik, es "el punto donde convergen los medios y el fin", El terror, añade, " no es un medio de imponer decisiones  al enemigo; es la decisión que queremos imponer"
 
Los responsables  de la matanza de París, exactamente igual que el hombre que asesinó al cineasta  holandés TheoVan Gogh en 2004, pretenden  imponer el terror. Y cada vez que nos rendimos  a su idea  de la violencia religiosa  justificada, les estamos dando exactamente  lo que quieren.
 
   En el Islam  es un pecado grave representar visualmente o injuriar de cualquier modo  al profeta Mahoma. Los musulmanes  son libres de creerlo, pero ¿por qué se debe imponer esta prohibición a los no creyentes?. En Estados Unidos, los mormones no pretenden  imponer la pena de muerte a los que escribieron  y produjeron "El libro del mormón", una parodia  satírica  Broadway sobre su fe.  El islam, con 1400 años historia y unos 1600 millones  de adeptos, debería ser capaz de resistir unas cuantas viñetas de una revista de humor  francesa.. Pero, por supuesto, las  reacciones  mortíferas a caricaturas de Mahoma no son nada nuevo en la era de la yihad.
 
   Es más, a pesar  lo que pueda enseñar el Corán, no todos los pecados  se pueden considerar iguales. Occidente debe insistir en que los musulmanes, en particular los miembros de la diáspora musulmana, respondan a la siguiente pregunta: ¿Qué es  más ofensivo para un creyente, el asesinato, la tortura, la esclavitud y los actos de guerra y de terrorismo que se cometen hoy  día  en nombre de Mahoma o la producción  de dibujos, películas y libros que pretenden  ridiculizar a los extremistas y su visión de lo que  Mahoma representa?
 
   Respondiendo al difunto general Malik, en Occidente, nuestra alma reside en nuestra creencia en la libertad de pensamiento y de expresión. La libertad de expresar nuestras preocupaciones, la libertad de venerar a quien queramos, o de no venerar en absoluto; esas libertades son el alma de nuestra civilización. Y allí es precisamente donde los islamistas nos han atacado. Una vez más.
 
   La manera en que respondamos a este ataque tiene importantes consecuencias .Si adoptamos la postura de que nos estamos enfrentando a un puñado  de criminales homicidas sin conexión con lo que proclaman tan ruidosamente, no les estaremos respondiendo. Tenemos que reconocer que los islamistas  actúan movidos por una ideología política, una ideología que es parte integrante de los textos fundacionales del islam. No podemos seguir pretendiendo que es posible  separar las acciones de los ideales que las inspiran.
 
   Esto supondría  una novedad  para Occidente, que en demasiadas ocasiones ha dado respuestas  conciliadoras a la violencia yihadista. Aplacamos  los ánimos  de los jefes de gobierno musulmanes que nos presionan para que censuremos nuestra prensa, nuestras universidades , nuestros libros de historia, nuestros programas académicos. Ellos reclaman y nosotros les complacemos. Aplacamos  a los líderes de las organizaciones  musulmanas de nuestras sociedades.. Nos piden  que no vinculemos los actos de violencia a la religión islámica porque nos dicen  que la suya es una religión pacífica, y nosotros les complacemos.
 
   ¿Y qué recibimos a cambio? Kaláshnikovs en el corazón de París. Cuanto más nos plegamos, más nos autocensuramos, más conciliamos, más audaz se vuelve el enemigo.
 
   Solo puede haber una respuesta a este abominable acto yihadista contra el equipo  de "Charlie Hebdo", y es  la obligación de los medios de comunicación y de los líderes occidentales, religiosos y laicos, de proteger los derechos más básicos de libertad de expresión, ya sea mediante la sátira o en cualquier otra forma. Occidente no debe aplacar, no debe ser silenciado. Debemos enviar un  mensaje colectivo a los terroristas: vuestra  violencia no puede destruir nuestra alma.
 
Esta artículo fue publicado por "El País"  el 10 de enero de 2015 y firmado por  Ayaan  Hirsi Alí.
 
La portada de la revista que encabeza esta entrada  es de la ilustradora española Ana Juan.
 
 
  
  

  
        



1 comentario:

Pepe dijo...

Me encanta, amigo Manuel, tu página. Por el nombre "Elogio de la mesura", lo que significa y lo que muestras y trabajas en ella.

Atribuyen a Voltaire, y, aunque tal vez no sea suya, la siguiente frase:
"No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". Lo defendió siempre.
Viene a propósito del reciente ataque al semanario satírico francés.
La TOLERANCIA esa preciosa palabra tan usada y tan poco seguida en nuestra vida política, social,..., es sin embargo el fundamento de la convivencia y debiera ser fundamental en la Educación, en la formación de nuestros niños y jóvenes; en lugar de esa educación "dirigida" que no pretende enseñar a pensar, sino a aprender y repetir formas de vida, conductas existentes, de manera estática, evitando el progreso.
Pretendiendo inculcar una moral cristiana, o mahometana, o judaica, intolerantes en su raíz, en lugar de una ética personal que haga al individuo respetuoso con cualquier forma de pensamiento, ideología, religión e incluso comportamiento.

Saludos


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