sábado, 5 de julio de 2014

ELOGIO DE LA MESURA ( 104 )

 
MEZQUITA DE CÓRDOBA
PUERTA DE SAN ILDEFONSO
 
 
"La madre del cordero"
 
En la fachada de la Mezquita-Catedral, puerta de San Ildefonso, hay una cartela escrita con caracteres  cúficos en la que se lee -según traducción del arabista M. Ocaña recogida en el libro de Nieto Cumplido "La catedral de Córdoba", página 264--"En el nombre de Allah, el santo, mandó el rey Alfonso XIII, hijo de Alfonso XII -- Allah le fortalezca  y ayude--al ministro Lorenzo Domínguez Pascual la restauración  de la fachada de esta puerta, y se hizo bajo la dirección del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, y se terminó con el auxilio de Allah en el año cuatro y novecientos mil del Mesías" A su lado, en la puerta del Espíritu santo, hay otra cartela semejante redactada en parecidos términos.
 
Ambas inscripciones las colocó Velázquez Bosco, inspector estatal de los monumentos nacionales de la zona Sur de 1891 a 1923 y gran restaurador de la Mezquita con el auxilio de Mateo Inurria.
 
Esas extrañas cartelas corroboran que las obras se hacían según el mandato del Rey y, consecuentemente, con cargo al presupuesto. Indicio muy sólido de quien ostentaba la propiedad del monumento y quien lo poseía para llevar a cabo el culto divino. Basta reparar en el hecho de que el Cabildo guardase  silencio ante una exaltación de Allah en los mismísimos  muros de la casa del Dios cristiano. Algo que, lógicamente, no habría consentido de tener el pleno dominio de la Mezquita-Catedral.
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Después de verificar que en 1904, fecha de las meritadas placas conmemorativas, ya existía el registro de la propiedad con normas de funcionamiento parecidas a las actuales, y que a la Iglesia ni se le ocurrió inscribir a la Mezquita-Catedral como finca propia, tenemos la certidumbre de que el "misterio" de la situación actual se comprende, sin sombra de duda, leyendo el cartel que hoy día, reglamenta las visitas al singular edificio. En primavera-verano los fieles pueden entrar  en la Catedral de 8,30 a 9,30 si lo hacen  de forma individual y los  domingos y festivos de precepto de 11,30 a 15. Sin embargo, los turistas, pasando por taquilla, pueden hacerlo todos los días de 10 a 19  y los domingos y fiestas de guardar de 8,30 a 11,30 y de 15 a 19. Resumiendo: una semana normal, se dedica la Santa Iglesia Catedral a funciones religiosas menos de 10 horas y al turismo lucrativo más de 60. Ahí está la madre del cordero, el quid de la cuestión..
 
En tales números se encuentra la explicación de lo que sucede, sin necesidad de recurrir -ya está bien- a anticlericalismo trasnochados. Ha sido el Cabildo eclesiástico, actuando como un laicista vehemente, radical, quien ha transformado el templo en la empresa de servicios con mayor facturación de la ciudad y, para colmo,  -miel sobre hojuelas-, sin pagar impuestos. Mientras tanto, todos los españoles, sin distinción de   credos,  contribuimos, para conservar y remozar el monumento, con cuantiosos fondos públicos que, en los últimos 20 años, han alcanzado la media anual de 40 millones de pesetas. Una situación inverosímil, una bicoca, que pretenden sostener, contra viento y marea, atribuyéndose  la propiedad -- cosa que no efectuaron durante 7 siglos; ni siquiera  cuando Velázquez Bosco colocó cartelas alabando al dios de los mahometanos --, para seguir explotando a su antojo el fructífero negocio cultural. Un dislate muy repetido en la cristiandad y propiciado por el auge del turismo.
 
Ante dicha realidad, suena a música celeste repetir y repetir, sin mostrar  un solo documento-como ha pedido Rafael Mir en un excelente artículo--, que Fernando III le donó la Mezquita en 1236 al Cabildo. Nuestra opinión, cada día más consolidada, es que le concedió un estatus posesorio, para que dijesen misa o celebrasen actos religiosos y no para que la dedicasen, primordialmente, al tráfico mercantil. Incluso pensamos que si san Fernando, personaje que, según las crónicas, tenía un carácter fuerte  e insobornable, levantara cabeza, al ver la situación presente, reuniría al Cabildo para leerle la cartilla y el evangelio de san Mateo que habla de la imposibilidad de servir a Dios y al dinero.
 
Carmelo Casaño :"La madre del cordero" publicado en el diario "Córdoba" el 3 de julio de 2014
 
 
 
 
 
 

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