LA IDEA DE NÉMESIS EN EPICURO
Epicuro , de padres atenienses, nació en la isla de Samos y al cumplir 18 años llegó a Atenas para cumplir sus deberes cívicos, a mediados del 323 a.C. El año anterior Alejandro se autoproclamó hijo de Zeus-Amón, algo inaudito en la cultura y religiosidad del mundo griego. Se han conservado comentarios irónicos de personajes de la época: "Que sea Alejandro hijo de Zeus, y de Poseidón también, si así lo desea" (Demóstenes); "Puesto que Alejandro quiere ser un dios, dejémosle serlo" (Damis). En el mismo año en que llegó Epicuro a Atenas moría Alejandro . Demades profetizó , con una frase brillante "El hedor del cadáver de Alejandro impregnará el universo"
Tras 17 años ausente , Epicuro se instaló en Atenas creando una escuela en su pequeña casa con su Jardín (más bien una huerta) que nunca pretendió ser , a diferencia del Liceo o la Academia, una escuela de educación superior sino , ante todo, un retiro para la vida en común y la meditación amistosa; donde se buscaba una felicidad cotidiana y serena, mediante la convivencia según ciertas normas y principios.
Epicuro escribió numerosas obras, de las que solamente breves fragmentos se han conservado. Según el testimonio de algunos discípulos, el Maestro dio un práctico ejemplo continuo de esa felicidad terrenal que predicaba como último fin de la teoría filosófica. Sin que lo enturbiaran los achaques de su enfermiza salud envejeció feliz convirtiéndose en el legendario tipo de "sabio feliz" hasta el día de su muerte.
En torno al "Jardín" comienzan pronto las habladurías y la calumnia. Sin embargo, las noticias transmitidas directamente nos hablan de un vida muy frugal, de pequeñas alegrías cotidianas."Envíame -escribe Epicuro a un amigo- un tarrito de queso, para que pueda darme un festín de lujo cuando quiera". Esta alegre MODERACIÓN del Jardín, un hedonismo que por su limitación resulta casi una ascética, armoniza bien con las antiguas máximas apolíneas que recomiendan la MESURA y la conciencia de los LÍMITES humanos.
Nietzsche lo expresaba de este modo:"Sólo alguien que sufría constantemente pudo inventar felicidad semejante, la felicidad de unos ojos ante los que se ha encalmado el mar de la existencia..." La carta a Idumeo refleja ese talante del Maestro " Mientras transcurre este día feliz, que es a la vez el último de mi vida, te escribo estas líneas. Los dolores de mi estómago y vejiga prosigen su curso, sin admitir ya incremento su extrema condición. Pero a todo ello se opone el gozo del alma por el recuerdo de nuestras pasadas conversaciones filosóficas. Tú, de acuerdo con la disposición que desde joven has mostrado hacia mí y hacia la filosofía, cuídate de los hijos de Metrodoro"
Para Epicuro filosofar no es un lujo sino una urgencia vital en un mundo caótico y alienante. Como decía " es un saber para la vida"..."una actividad que con palabras y razonamientos proporcionan una vida feliz" ..."libera al estudioso de los fantasmas irracionales de las creencias angustiosas y de las esperanzas sin fundamento"
Rechaza la educación tradicional y la competencia por ser el mejor, viejo ideal de la ética aristocrática y a este sentir responde el famoso eslogan epicúreo del "lathe biosas", "pasa desapercibido mientras vivas".El verso de Horacio " No vivió mal quien al nacer y al morir pasó inadvertido" da otra versión del precepto
Epicuro se enfrentó a las tesis extremadas de los cínicos. Diógenes y familia con su mordacidad y desvergüenza programática fueron los más feroces enemigos de la
sociedad."El sabio no practicará el cinismo". "Ni se hará mendigo" Hay unos márgenes para la vida placentera que el cínico conculca. "También la frugalidad tiene su MEDIDA; el que no la tiene en cuenta sufre poco más o menos lo mismo que el que desborda todos los LÍMITES por su falta de MODERACIÓN.. En todo caso Epicuro rechaza los EXTREMOS. El ejemplo de la comida es muy claro respecto de esa moderación y ese ascetismo discreto que pueden generalizarse a otros aspectos.
Las Máximas Capitales foman una colección de cuarenta sentencias . Las primeras tratan de los temas fundamentales de la Ética expuestos en la fórmula del Tetrafármaco"cuádruple remedio": "la divinidad no es de temer, la muerte es insensible, el bien es fácil de procurar, el mal fácil de soportar".Estas máximas fueron algo así como la "Biblia de los epicúreos"
De los deseos los unos son naturales y necesarios; los otros naturales y no necesarios; y otros ni naturales ni necesarios, sino que se originan en la vana opinión. Naturales y necesarios considera Epicuro a los que eliminan el dolor, como beber cuando se tiene sed. Naturales, pero no necesarios los que sólo diversifican el placer, pero no eliminan el sentimiento de dolor, como la comida refinada. Ni naturales ni necesarios como perseguir coronas o estatuas ( la fama).
No hay ningún término en las lenguas europeas que abarque el campo semántico del vocablo griego hedoné. Merlan propone como mal menor "joy" y "pleasure". La hedoné de Epicuro corresponde a lo que en francés se llama "la joie de vivre": el gozo de vivir.
"El hombre es infeliz por el temor o por el deseo ILIMITADO y vano. Quien a esto pone bridas puede lograr para sí mismo una feliz cuenta y razón". Para Epicuro dos son los bienes de que se compone la felicidad. que el cuerpo esté sin dolor y el alma sin perturbación."Este es el grito de la sangre: no tener hambre, no tener sed, no tener frío"
La negación de laa providencia divina por parte de Epicuro fue ya para los antiguos uno de los trazos más escandalosos de su filosofía. Fue esa negación lo que motivó los injustos ataques y acusaciones de impiedad y ateísmo contra la Escuela del Jardín. En la" Carta a Meneceo" podemos leer"no es impío quien suprime los dioses del vulgo, sino quien atribuye a los dioses las opiniones del vulgo, pues no son prenociones sino falsas suposiciones los juicios de la masa sobre los dioses"
En relación con el temor a la muerte escribió Epicuro: "Frente a las demás cosas es posible procurarse seguridad, pero frente a la muerte todos los humanos habitamos una ciudad sin murallas". Contra este angustiosos prever la muerte como algo terrible, emplea Epicuro una razón contundente. Nadie tiene esa experiencia, nadie siente o vive su muerte."La muerte no es nada para nosotros".
El hedonismo de Epicuro está a la defensiva. No se persigue el placer desenfrenado y frenético, sino el placer que surge de la eliminación del dolor, la serenidad del ánimo y la dicha suave. Puesto que la carne, es decir, la sensualidad, carece de entendimiento para discernir los LÍMITES y las implicaciones de la fruición, es la inteligencia quien sirve de guía.
Con este razonamiento orientado a una sabiduría práctica, la pauta ética coincide con la sensatez, que se despliega en la virtud tradicional de la templanza (sophrosyne)
Por un sendero marginal el epicureísmo parece desembocar en uno de los ejes de la ética griega tradicional: en el encomio de la TEMPERANCIA Y LA MODERACIÓN.
Carlos García Gual. "Epicuro". Alianza Editorial. Madrid, 2002
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