ELOGIO DE LA MESURA (6)
El Mito de Némesis
En el pasado verano y gracias a una serie de casualidades concatenadas tropezamos por vez primera con el nombre de Némesis, diosa griega de la venganza que castiga la felicidad desmesurada y la conducta desorbitada o irracional.
Entre bromista y provocador contamos a los amigos que se nos había aparecido en tres ocasiones, aunque en realidad fue simplemente a través de lecturas tan corrientes como una novela de Agatha Christie, un artículo del investigador Cayetano López sobre la desaparición de los dinosaurios y otra novelita sobre la guerra del Golfo, y todo ello en menos de una quincena.
Por otra parte, recientemente hemos asistido en la universidad de Alcalá a un seminario internacional sobre desarrollo moral y educación en el que tuvimos ocasión de conocer a los “pesos pesados” del proyecto educativo conocido como “filosofía para niños” y, por las veces que fue citada en los debates, la estrella invitada fue Antígona, arquetipo de la conciencia individual enfrentada a una ley injusta.
Con tantas incitaciones era natural el deseo de abrir de nuevo las tragedias griegas que leimos, ¡ay!, bastante tiempo atrás. Y seguramente nos reservarán más de una sorpresa agradable.
Las obras no han cambiado pero el lector ya no es el mismo: bajo la mirada alerta por el peso de algunos años, errores y fracasos, nos sabrán a nuevo los personajes, los discursos y las emociones que promueven; y lo que teníamos olvidado brillará ahora con una nueva luz y una nueva perspectiva.
Ya nos ocurrió algo similar con la relectura de Ortega y Gasset; fue como una revelación, por ejemplo, su defensa de la ineludible necesidad de la unidad europea que aparece en el prólogo de “La rebelión de las masas”, escrita en los años veinte, o la profecía de la caída de los regímenes fascistas y comunistas en “En torno a Galileo”, editada en los treinta y que no recordábamos en absoluto.
(Publicado en el Semanario “ESCUELA ESPAÑOLA”, de Madrid el 4 de noviembre de 1993)
El Mito de Némesis
En el pasado verano y gracias a una serie de casualidades concatenadas tropezamos por vez primera con el nombre de Némesis, diosa griega de la venganza que castiga la felicidad desmesurada y la conducta desorbitada o irracional.
Entre bromista y provocador contamos a los amigos que se nos había aparecido en tres ocasiones, aunque en realidad fue simplemente a través de lecturas tan corrientes como una novela de Agatha Christie, un artículo del investigador Cayetano López sobre la desaparición de los dinosaurios y otra novelita sobre la guerra del Golfo, y todo ello en menos de una quincena.
Por otra parte, recientemente hemos asistido en la universidad de Alcalá a un seminario internacional sobre desarrollo moral y educación en el que tuvimos ocasión de conocer a los “pesos pesados” del proyecto educativo conocido como “filosofía para niños” y, por las veces que fue citada en los debates, la estrella invitada fue Antígona, arquetipo de la conciencia individual enfrentada a una ley injusta.
Con tantas incitaciones era natural el deseo de abrir de nuevo las tragedias griegas que leimos, ¡ay!, bastante tiempo atrás. Y seguramente nos reservarán más de una sorpresa agradable.
Las obras no han cambiado pero el lector ya no es el mismo: bajo la mirada alerta por el peso de algunos años, errores y fracasos, nos sabrán a nuevo los personajes, los discursos y las emociones que promueven; y lo que teníamos olvidado brillará ahora con una nueva luz y una nueva perspectiva.
Ya nos ocurrió algo similar con la relectura de Ortega y Gasset; fue como una revelación, por ejemplo, su defensa de la ineludible necesidad de la unidad europea que aparece en el prólogo de “La rebelión de las masas”, escrita en los años veinte, o la profecía de la caída de los regímenes fascistas y comunistas en “En torno a Galileo”, editada en los treinta y que no recordábamos en absoluto.
(Publicado en el Semanario “ESCUELA ESPAÑOLA”, de Madrid el 4 de noviembre de 1993)
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