sábado, 15 de noviembre de 2014

ELOGIO DE LA MESURA (107)




POR   CUBA



Después del terremoto de 2010, en Haití, pude escuchar una frase que se murmuraba por los campamentos  de la desolación como una irónica letanía consoladora: " Si no viene Dios, ¡que venga un médico cubano!" Cuando Flaubert y George Sand debatían  sobre el bien y el mal  en la literatura y en la vida, llegaron a una conclusión : "Lo importante es el matiz". Cuba, en aquellos días de abandono inhumanitario, era el matiz. Los médicos cubanos  habían sido los primeros en llegar como una providencia divina con su carga ortopédica: piernas y brazos para gente desmembrada. No fue una  operación oportunista. Levantaron  centros de atención médica estables en la psicogeografía remota de la tragedia. Pero era  casi un tabú periodístico el elogiar esta presencia. Entrevisté a uno de aquellos médicos y me respondió con un sarcasmo: "¿Operación de propaganda? ¡Somos invisibles! Sólo nos ven los pacientes"
Con la epidemia del ébola, ha habido mucho ruido compasivo  con África,pero muy pocas nueces. Médicos sin Fronteras y la misión cubana vuelven a ser el matiz. Días atrás el medio más influyente 
de Estados Unidos, "The New York Times" publicaba  un editorial en el que pedía  poner fin  a "un bloqueo  insensato", el que sufre  el pueblo cubano desde 1961. En aquel tiempo, en escandalosa asimetría, USA apoyaba  y blindaba  el régimen totalitario  en España. Cinco décadas después, se mantiene  contra la isla  más poblada del Caribe ese cerco  insensato, que perjudica  sobre todo a los más pobres. No es un "país terrorista". Es un país anfibio, tan generoso como necesitado. Para quien ame la libertad, el único paraíso es el "PARADISO" que escribió Lezama Lima. El régimen  es un cacharro, cierto, pero el bloqueo es una enfermedad obsesiva. Adiós a los guerreros. Es la hora del matiz. De los médicos.

Manuel Rivas. "El País" 15 de noviembre de 2014
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