domingo, 3 de noviembre de 2013

ELOGIO DE LA MESURA /85)



                                                   INFAMIA
                                                         
   La pobreza  extrema y ancestral de algunos lugares protagonizando la vida cotidiana no admite comparación con lo que ocurre en este país (España), pero jamás había visto a tanta gente  rebuscando al anochecer en la basura, ni tantas personas sin huellas de haber pasado  su vida mendigando que se acercan a pedirte ayuda. Y lo haces   o no  lo haces en función de muchas cosas, incluido eso tan prosaico de si llevas monedas  en el  bolsillo. Pero inevitablemente te preguntas por su ruina, o piensas con un escalofrío que algún día podría ocurrirte a ti, que ya solo están a salvo los de siempre.

   No es concebible mayor abyección que maltratar a niños  y a mendigos.  La imagen más tenebrosa del mal es la de cebarse con el desamparo absoluto. Hace un tiempo, la peor especie de hijoputas quemó viva a una señora que se guarecía en un cajero. Hay nazis que encuentran  moralmente higiénico y también muy divertido dar palizas a indigentes.

   Y existen otros canallas que han descubierto algo tan pragmático como que se puede ganar mucha pasta utilizando a los indigentes, que los condenados a sobrevivir en la intemperie pueden generar negocio si todavía son capaces de estampar su firma en unos papeles. Han descubierto  que algunas empresas de la sórdida historia de los ERE de Andalucía utilizaron  a indigentes para que figuraran como testaferros de sus empresas. Cuenta uno de ellos que le dieron 1.000 euros por firmar unos papeles. NO HAY LÍMITES EN LA HISTORIA DE LA INFAMIA.
Parte de un artículo de Carlos Boyero. El País. 3 de noviembre de 2013 
Add to Technorati Favorites