lunes, 7 de mayo de 2012

ELOGIO DE LA MESURA (55)







18 DE SEPTIEMBRE DEL AÑO 96 d.C. : "Un grupo de gladiadores dispuestos a todo avanza por las alcantarillas de Roma. Nada ni nadie puede detenerlos..."




En esta novela histórica, muy documentada,el autor nos hace revivir 35 años de la Roma Imperial: una guerra civil, las fieras del Coliseo, las guardias pretorianas, traiciones, poetas, ejecuciones sumarísimas, martirio de los primeros cristianos, gladiadores y sus luchas a muerte,la caída de una dinastía imperial, una amistad inquebrantable.....Y LA DIOSA NEMESIS.



Hasta 18 veces la cita el autor en momentos claves de la historia...



Marcio y Atilio, sobrevivían en los barrios populosos de Roma, sin familia, con pequeños robos -una manzana, por ejemplo_ y, siendo niños, habían sido adoptados por la mejor escuela de luchadores de Roma. Sus capacidades y voluntad de trabajo los convirtieron en los mejores gladiadores del Imperio ; y también en los mejores amigos. Se habían especializado en técnicas diferentes para no enfrentarse entre ellos. Uno era "mirmillo" y el otro "provocator" El capricho del emperador Domicíano exigió la lucha a muerte entre ellos. Minutos antes de comenzar la lucha "Marcio entró en el pequeño recinto del Anfiteatro; era un habitáculo de apenas tres pasos de ancho por tres de profundo y una altura justa para que el propio Marcio pudiera estar de pie. En la pared de un lado habían puesto una pequeña estatua de Némesis en un hueco excavado en la misma roca. Atilio estaba arrodillado ante la imagen de la diosa con los ojos cerrados. Marcio, en silencio, se sentó detrás de su amigo en el banco de piedra al fondo de la pequeña celda...Fue Atilio el que se decidió a hablar primero :"Tendrá que haber sangre. Sí-confirmó Marcio. Por Némesis que tendrá que haber sangre., mirando de reojo a la estatua de la diosa..Némesis nos ayudará, replicó Atilio..."
Después de una larga lucha entre ambos amigos, el público clamorosamente pedía al emperador, con un ondear de pañuelos, el perdón para ambos luchadores. El Emperador había dictado sentencia y Marcio debía rematar a Atilio. "Mátame, por Némesis, mátame", pero Marcio seguía sin moverse..."Mátame o nos matarán a los dos".Atilio cierra los ojos y reza a Némesis en silencio y Némesis le responde desde el otro mundo; y Atilio espera recibir la muerte. "Mátame y yo viviré en ti", y la espada de Marcio se hundió en el cuello de Atilio. Después, Marcio se arrodilló ante la estatua de Némesis y la diosa le hablaba y Marcio abrazó la única esperanza que le quedaba en su mundo roto para siempre: la venganza total, matar al emperador de Roma. No importaba que la venganza que anhelaba fuera imposible, pero esta ansia era la única fuerza que podría mantenerle con vida.(eso ocurrió en el 83 d.C.)



En Agosto del 91 d.C. Domiciano decidió trasladar la corte a Alba Longa mientras las obras de ampliación del Coliseo no avanzaban con la rapidez que el Emperador deseaba. Hasta allí se desplazaron los mejores gladiadores de la escuela de Roma y, entre ellos, el famoso Marcio y una gladiadora.( Había sido hecha prisionera en una emboscada en las orillas del Danubio, de nombre Alana y que fue protegida por Marcio)
En el pequeño anfiteatro de Alba Longa se celebraban luchas. Después de unas previas, apareció en la arena el gran Marcio, temido y admirado a partes iguales por el público y por los propios gladiadores. Marcio se arrodilló ante la estatua de Némesis en el pequeño habitáculo desde donde se accedía a la arena de aquel anfiteatro. Había recuperado ese hábito desde que Alana apareció en el colegio de gladiadores. El preparador aconsejó y pidió a Marcio que alargara un poco la lucha para no herir a Domiciano (QUE POR ENTONCES SE HACÍA LLAMAR DOMINUS ET DEO).Marcio había decidido, igual que había recuperado la costumbre de orar a Némesis, mostrarse más sensible a las palabras del preparador o "lanista". Su contrincante era un gigante tracio que tras algunos golpes de tanteo fue ampliamente derrotado. Marcio esperaba el perdón del Emperador, que no concedió. Marcio se tomó unos segundos pero, al fin, empujó la espada como hizo en el pasado remoto y distante donde aun se sabía vivo.



Ya en el anfiteatro Flavio de Roma (abril del 92 d.C.) Alana ,que había vencido ya a muchas gladiadoras , fue obligada por el Emperador a enfrentarse a un gigante de Pérgamo .Antes de salir a la arena, Marcio, para sorpresa de Alana, la abrazó , le dio algo y le susurró unas palabras al oido. "Es tu única posibilidad"

Marcio había regresado a la sala consagrada a Némesis. La diosa de los gladiadores parecía observarle en silencio. Marcio rezaba con una pasión y una intensidad que Némesis no había percibido en muchos años por parte de ninguno de los gladiadores de Roma.Era una oración, un ruego capaz de conmover.

-seré tuyo siempre- musitaba Marcio entre dientes-Volveré a la arena siempre que quieras, juro que regresaré y volveré a arrodillarme a tus pies, pero salva a Alana de este combate, sálvala...Tú sabes que es un combate injusto.

En la arena, Alana se había rehecho de los golpes y combatía, pero el yelmo, el escudo y la espada eran demasiado pesados para combatir con destreza y el guerrero de Pérgamo se limitaba a amagar golpes mientras no paraba de reír... "Haz trampa- le había dicho Marcio-Haz trampa. Sin casco ni escudo Alana se movía con más ligereza y logró herir a su contrincante pero en un momento ,tiró la espada y sacó lo que le había dado Marcio, una pequeña daga que manejaba con precisión. La punta de la daga se clavó justo entre las cejas. El combate había terminado.


18 de septiembre del 96 d.C. un grupo de gladiadores, comandados por Marcio, dispuestos a todo avanzan por las alcantarillas de Roma para atacar la residencia de Domiciano. "Némesis está con nosotros, siempre lo ha estado y hoy no nos va a abandonar" - concluyó Marcio.
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